En el país no existe todavía una empresa tecnológica que haya creado una silla de ruedas eléctrica que permita poner de pie al paciente. Y la importación de estos artefactos ronda entre los 300 y los 600 mil pesos, claramente fuera del alcance de la mayoría de la población.

En este marco, estudiantes y docentes del Instituto Regional de Bioingeniería (IRB) de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) regional Mendoza generaron una innovación tecnológica que procura enmendar dicha situación: el bipedestador electrónico o silla con centro de gravedad constante, tal como ellos llaman a su invento. Vinieron a presentarlo en la UTN Rosario y ahora buscan colocarlo en el mercado para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad motriz.

El objetivo primordial del bipedestador eléctrico es que la persona se pueda poner de pie de la forma mas natural posible manteniendo el centro de gravedad. Y el aporte que brinda es mejorar tanto la circulación, musculatura y evitar escaras, como en lo emocional y social de la persona, que al poder ponerse de pie sin asistencia gana en autonomía y autoconfianza. 

Crear este prototipo llevó cuatro años al equipo de nueve personas, entre docentes y alumnos de UTN Mendoza, ingenieros y médicos asesores, con financiación del Ministerio de Ciencia y Técnica a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. Insumió una inversión de 2 millones de pesos para financiar sólo la tecnología necesaria. A la UTN le costó por su parte, unos 84 mil pesos, con aportes de la obra social de la propia universidad y del gremio docente Fagdut. El trabajo de los investigadores fue ad honorem.

El ingeniero Antonio Alvarez Abril, es docente especialista en neurociencia y fue quien dirigió el proyecto. Relató a Rosarioplus.com que la idea surgió con el objetivo de acercar a la gente tecnología que hoy es muy cara de importar: “Esto va a permitir que personas con menores recursos acceda a esta silla, que es el objetivo de los investigadores, una vez que sea producido y acompañado con políticas de Estado, obras sociales, y empresas tecnológicas”.

En el IRB trabajan para crear una empresa de base tecnológica en la propia UTN, que pueda desarrollar esta innovación, al estilo de las universidades de primera línea en el mundo.

Nelson Dugarte, también investigador del proyecto de UTN Mendoza, recordó que “otros sistemas no consiguen mantener el eje de la persona al ponerla en pie desde la silla, y no es fácil manejarla. Con este sistema la persona puede hacerlo sola, y manteniendo su eje”.

Finalmente el especialista aseveró que “al pararse la persona hace un esfuerzo de manera que los daños óseos y la atrofia muscular, y la circulacion de la sangre, puedan trabajarse y mejorar”.

La silla cuenta con un joystick en el apoyabrazos con el que la persona lo maneja, y además con dos ruedas a motor, y arneses que funcionan a modo de cinturón de seguridad.

La silla que parecerá un transformer

Dugarte y Alvarez Abril adelantaron también que el proyecto de investigación no está finalizado, ya que el grupo de trabajo del IRB en Mendoza ahora se encuentra desarrollando tecnología para que una persona cuadripléjica o hemipléjica pueda manejar la silla con el cerebro o con un parpadeo.

También se avanza en una silla a modo de exoesqueleto que podrá mover tanto piernas como brazos. “La idea es que la persona pueda dar pasos y mover los brazos”, exclamó Dugarte entusiasmado.