Un hombre de 47 años, que cumple una condena por robos calificados y privación ilegítima de la libertad bajo el régimen de salidas transitorias, regresó este viernes al penal de Zeballos y Ricchieri y se puso a disposición del juez de Ejecución, al saberse blanco de una serie de allanamientos ordenados por el fiscal Ademar Bianchini, en busca del ladrón que el martes pasado asesinó al suboficial de policía Mauro Mansilla, en Corrientes al 300. 

Los allanamientos empezaron desde temprano en la madrugada, a cargo de la Policía de Investigaciones, por diferentes domicilios de la zona sur, y del microcentro rosarino.

Este sospechoso -uno de los nombres que barajan los investigadores- se encontraba cumpliendo una condena en la Unidad Penal nª3, por delitos como robo a mano armada y privación ilegítima de la libertad, entre otros. Pero desde enero de 2007 se encontraba en libertad "bajo palabra de honor", concedida por la Justicia de ejecución penal.

Se trata de Ricardo A., quien tuvo sus quince minutos de fama en 2009, cuando asaltó una clínica médica en bulevar Oroño al 700, y al verse cercado por la policía tomó a los pacientes como rehenes. Al cabo de un par de horas de tensión, el captor se entregó. Al momento de cometer ese asalto fallido, ya el hombre cumplía una condena penal anterior y salía de prisión con permiso judicial para cumplir horario en un trabajo legal.

Por aquel y otros seis robos similares ocurridos entre julio y octubre de 2009, de los que se confesó autor, la Justicia lo había condenado a 17 años de prisión en un juicio abreviado. Pero como los había cometido mientras purgaba una condena anterior de 20 años y gozaba de salidas laborales, por reincidencia se le unificaron ambas sentencias y quedó conminado a 37 años de cárcel.

Ahora, en caso de que la investigación del homicidio de Mansilla concluya en que él ha sido el homicida, Ricardo A. habrá repetido su historia.