Adalberto “Dady” Palazzi escucha atento, regala un caramelo y busca detectar “los cortocircuitos que crean las afecciones”. Es un pediatra y terapista familiar conocido en Rosario por sus ya 50 años de profesión, pero también por su poco usual forma de ver a los niños, sus pacientes, como algo mucho más que un síntoma o una enfermedad.

Se formó en el área de Pediatría del Hospital Centenario y en varias áreas del Hospital de Niños Víctor J. Vilela, donde llegó a ser director, y fue docente en la UNR hasta el año pasado, cuando se jubiló.

Pero su vida no es sólo el consultorio y la docencia, ya que lleva años apostando a la escritura. Este jueves presenta su primer libro, en clave de poesías llamado Mañana lejos. La cita será en la Sociedad de Pediatría de Rosario, Catamarca 1941 con entrada libre y gratuita, de la que participarán Mirko Buchín, Sebastián Leonangeli, Sergio Gioacchini, y Germán Nozzi con una interpretación de una pieza en un violoncello.

El libro, una compilación de poesías de tres épocas, cuenta también con aforismos y reflexiones sobre sus experiencias en la vida. En diálogo con Rosarioplus.com, Palazzi recordó que fue el escritor Hugo Diz quien lo animó a publicar sus textos: “En tiempos de crisis siempre escribí, y durante tres años participé del taller de Alma Maritano, y fue Hugo quien me convenció de publicar”.

Una de las poesías del libro es una oda a su ciudad, Arteaga, a la cual también dedicó relatos personales que surgieron en el taller de Maritano, y que prometió “son parte de un próximo libro”.  

Su entusiasmo no se queda en la escritura: el pediatra continúa atendiendo en su consultorio particular, y dando clases de pediatría en la UAI Rosario, luego de haberse jubilado en su docencia de toda la vida en la UNR.

Por si un libro, clases y consultorio fueran poco, a sus 77 años, Adalberto asiste a un taller de filosofía mensual en Buenos Aires, y redoblará la apuesta porque en 2017 comenzará la carrera de Filosofía en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.

Su propuesta es pensar la vida cotidiana, y “aprender de los demás para transmitirlo, ya que con la experiencia y los aprendizajes sobre otros se abren tantos resortes que tenía atascados, y a medida que los descubro miro las rutas que voy transitando”, precisó sobre esta ciencia que ama la sabiduría y la pregunta.

Haber sido durante 50 años médico de niños sin dudas lo llenó de satisfacciones, y asegura estar “enamorado de la vida, la profesión y agradecido con las familias”, con las que ha trabajado siempre basado en el paradigma sistémico “para favorecer la interacción familiar como base para la salud de los niños”.  

Es que según este paradigma que Palazzi aplica, lo importante es no quedarse en el diagnóstico y el tratamiento, sino en analizar “cuánto influyen los problemas intra familiares en el sistema inmunológico, porque cuando un chico se enferma mucho hay que mirar alrededor”. La apuesta es no quedarse con las prosxcripciones y lo biológico, y detectar los “cortocircuitos para que cedan las afecciones”.