La primera quincena de febrero tiene un tinte especial para las autoridades sanitarias. Es el "momento caliente", epidemiológicamente hablando. ¿Por qué? Porque es mucha la gente que elige enero para irse de viaje y el inicio del segundo mes del año marca el regreso de ese aluvión a la ciudad. El problema es que muchas veces los turistas contraen enfermedades en los lugares que visitan y lllegan casos "importados" al país. Por eso es importante, en esta época del año, estar preparados. El problema es que a veces no se lo está.

El gobierno de Santa Fe debió adelantar partidas presupuestarias propias para comprar los reactivos que ayudan a detectar casos de dengue, zika y chikungunya. Se trata de tres enfermedades con alta cantidad de casos en esta época del año. El material debía venir del Ministerio de Salud de la Nación, pero la directora provincial de Promoción y Prevención de la Salud, Andrea Uboldi asegueó que hubo un retraso y no podían darse el lujo de tener esa demora, porque el riesgo era no poder realizar los bloqueos correspondientes.

En tanto que, desde la cartera de salud local, el secretario Leonardo Caruana, explicó que los reactivos son elementos esenciales para prevenir la propagación de las enfermedades asociadas al vector Aedes aegypti. “Los primeros casos que vimos el año pasado fueron para esta época. Si no tenemos el reactivo no podemos hacer el operativo de bloqueo en el barrio. En general tenemos casos que no son autóctonos y son personas que viajaron y vuelven a la ciudad”, dijo Caruana.

“Es importante actuar rápido con los bloqueos. Estamos atentos por la conectividad que tiene la ciudad con otros centros turísticos”, agregó el funcionario y recordó que la propia intendenta Mónica Fein aconsejó a las mujeres embarazadas y quienes buscan tener familia no viajar a países con alto riesgo de contagio. Incluso, la secretaría de Salud entrega desde hace meses repelente fabricado por el Estado local y preservativos para disminuir el peligro.

Según el secretario, el mosquito está en la ciudad pero los índices larvarios fueron positivos a partir de la cantidad de operativos barriales para limpiar cacharros y vaciar reservorios de agua, donde se reproduce el insecto. “Resulta extraño que mientras nosotros hicimos los días D (jornadas de descacharro y comunicación en los barrios) en pleno invierno, Nación no activó operativos similares para prevenir”, resaltó Caruana.