Sin duda, hay que tener mala suerte para protagonizar un hecho de estas características. Una paciente que estaba siendo operada de la cérvix provocó un incendio en quirófano al expulsar accidentalmente una flatulencia.

Así como lo leen: la mujer, sedada obviamente, se tiró un pedo, gas que combina dióxido de carbono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno y metano, estos tres últimos altamente inflamables.

Igual la cosa fue algo fuera de lo habitual porque al parecer solo un tercio de las personas producen niveles combustibles de metano en sus intestinos. Lamentablemente, esta mujer era una de ellas, según difundió el periódico japonés The Asahi Shimbun

La paciente sufrió graves quemaduras en las piernas, los glúteos y la cintura después de que el láser que estaban utilizando los médicos para intervenirle la parte baja del útero llegara a ignición por los gases de la deflagración.

El accidente tuvo lugar el pasado 15 de abril, pero no ha sido hasta ahora que se ha conocido, tras publicarse esta semana los resultados de una investigación llevada a cabo por un comité externo, que señaló que no había irregularidades en el material que había en quirófano.

“Cuando el gas intestinal del paciente se filtró dentro de la sala de operaciones, entró en ignición con la irradiación del láser, y la explosión se expandió, alcanzando eventualmente el equipo quirúrgico y causando el fuego”, señala el texto.