El 2017 será el año del Gallo de Fuego en el Horóscopo Chino. Gustavo Emilio Ng (su nombre chino es 伍志韦, Ng Zhiwei)”, autor de las predicciones que publicó editorial Atlántida para el año, vaticina para Rosario: “Las ciudades son influidas como las personas, las montañas, las ballenas, los insectos y los planetas, como parte del todo al que pertenecen. El poder político y económico tenderá a hacerse estricto, la sociedad estará muy activa, lo vigilará más y tendrá menos tolerancia. Si se toma en cuenta que fue declarada ciudad en 1852, año de la Rata, es posible que los conflictos se agudicen en el choque de intereses contrapuestos”.

Gallo es el animal totémico para los nacidos en los años 1909, 1921, 1933, 1945, 1957, 1969, 1981, 1993, 2005 y, claro, 2017.

Hace ya muchos años, cuando mi costado más racional reclamaba respuestas sobre la astrología china, Gustavo me contó la historia de la Rata, el primero de los animales del Horóscopo. La leyenda, según su relato, era que Buda había llamado a todos los animales al centro del bosque. El Búfalo, segundo de los animales en la organización astrológica, caminaba hacia el encuentro cuando se encontró a la Rata, que le pidió por favor que la llevara porque con su tamaño iba a tardar demasiado en llegar. Noble, de acuerdo a su naturaleza, el Búfalo aceptó y cargó a la Rata en su lomo. Ya muy cerca de la llegada y después de un largo camino, la Rata saltó desde el lomo de su anfitrión y llegó primero a los pies de Buda. El relato explica también las características de la Rata.

Contado así el Horóscopo es también una hermenéutica, un sistema cerrado de interpretaciones: su valor reside en una lectura que no necesariamente es la de un creyente, sino la de un intérprete.

Algo de eso percibí en las líneas que Gustavo me envió a horas de aparecer el Horóscopo en librerías: “Un juego, me dicen. Cierto. ¿Qué horóscopo no es un juego? Lo más chistoso es la cara de serio que ponen los astrólogos. Un juego es una actividad en que jugás algo. Nati Ginzburg me propuso este año que escribiera el libro para Editorial Atlántida. Puse en juego mi lado chino. Puse en juego mis cinco años de Revista Dang Dai, dedicada a la comunicación con China. Mi viaje exploratorio a China, de dos meses, por 19 ciudades, a lo largo de 10.000 kilómetros en tren. Y el reencuentro con mi papá, Ng Ping-Yip. Jugué. Me jugué”.

Un chino argentino

El padre de Gustavo Ng llegó a San Nicolás, Buenos Aires, a fines de los 50 para montar una fábrica textil. Durante años fue el único chino en la ciudad. Cursaba la primaria cuando su padre lo llevó, junto con toda su familia, a Nueva York, donde estaban los parientes chinos. Allí su abuelo lo introdujo en las tradiciones chinas como el horóscopo. Recién unos 35 años después emprendería Gustavo un viaje de dos meses por las provincias más recónditas de China. Fue un viaje doble; a ese territorio de donde provenían sus antepasados, por un lado, y hacia su propio interior, hacia la pregunta que había organizado su vida: ¿quién soy?

De vuelta en Argentina, Gustavo Ng “profesionalizó” esa pregunta o, mejor, el preguntar mismo: se hizo periodista, estudió Antropología en la UBA. Creó hace cinco años la revista Dang Dai, especializada en las relaciones entre China y Argentina. Con todo eso reconstruyó su relación con China que, a diferencia de los que tenemos una relación con Rusia o con Italia, él lleva grabada en sus rasgos.

Le pido que me hable de su vínculo con el horóscopo. “Soy descendiente de chinos en el país más lejos de China –me dice–. Aquel descubrimiento que fascina a los chicos de que podés hacer un agujero que pasa por el centro de la Tierra y llegás hasta el otro lado del mundo, en la realidad resulta que salís en China. Un artista argentino que trabaja en esto descubrió que el aeródromo de Venado Tuerto está en las antípodas exactas de una escuela de aviación de una ciudad china. Yo siempre tuve la cultura china, su manera de ver el mundo, el sentir de los chinos, aquello que se simboliza con la ‘sangre’ china, en mí, pero no tuve el idioma. Como aquellas personas que saben que tienen un hermano en algún lugar y se pasan la vida buscándolo, siempre anduve detrás de las manifestaciones de la idiosincrasia china. El Zodíaco es parte de eso.”

Canto de Gallo

“Sobrevolará sobre el año la influencia de los rasgos del Gallo de Fuego –dice Ng–. Los chinos tienen una idea muy precisa del Gallo, surgida de la imagen del animal que valientemente, en medio de las tinieblas se sube solitario al lugar más alto y allí lanza su grito temible, enérgico, para espantar la noche y sus criaturas espantosas. Así, el Gallo es una criatura que impone la claridad, con energía, blanco sobre negro, con rigor. Saben cómo concentrar la energía, pone objetivos, vigila. Busca con determinación la eficacia, para lo cual se basa en métodos tradicionales. Un rasgo derivado es que aquella presencia que tenía al amanecer debe ser imponente, y el Gallo se inviste de su forma, espectacular como su canto.”

Bien, le digo, pero ¿qué hay del resto de los animales que componen el zodíaco? Responde: “Todos los animales padecerán el empuje del Gallo, que no deja nada quieto. Levanta a todos los que duermen, los obliga a conseguir sus objetivos. Los animales líderes (Tigre, Dragón, Rata, Búfalo) lo sufrirán si lo resisten, pero tendrán un gran desarrollo si lo pueden encarnar. Los animales que saben tener conductores (Cabra, Perro, Mono, Conejo, Caballo) tendrán una oportunidad magnífica. Las Serpientes y los Gallos estarán en su salsa, todo les será natural, aunque quizás ese todo sea excesivo. Los Chanchos quizás se sientan un poco aturdidos.”

Ng insistió en la introducción a este horóscopo en ciertos aspectos del horóscopo que están ligados a la traducción. “El Zodíaco es una tradición de miles de generaciones –dice–. Sus ideas tienen formas siempre cambiantes y varían ricamente de una villa a otra en los campos perdidos del medio de la China. Por otro lado, los traductores que tradujeron a lenguas occidentales no necesariamente sabían del Zodíaco, a lo que se suma que no tradujeron al español, de modo que nosotros tenemos traducciones de traducciones. Mi trabajo es intentar despejar un poco de ese embrollo. Por ejemplo, se habla de ‘elementos’ para mencionar el Metal, el Agua, la Madera, el Fuego y la Tierra, por asociación con los cuatro elementos de los griegos, pero éstos eran sustancias, inmutables, atemporales. Los chinos son xíng (行), que de ninguna manera son ‘elementos’, sino más bien fases, etapas de una transición. Son verbos, mientras el ‘elemento’ de los griegos era un sustantivo.”

Política

La larga experiencia en la revista Dang Dai le permite también a Ng hacer algunas conjeturas en torno al modo en que la cultura China impregnó el mundo. Por ejemplo, recuerda, en las páginas iniciales del Horóscopo, que el presidente de Estados unidos Barack Obama propuso como objetivo para 2020 que un millón de estadounidenses estudien el idioma chino.

“Pareciera que en esta etapa de su historia –dice Ng– los chinos repiten su expansividad basada en lo económico. No pareciera que tengan la determinación de injerir en la política de los países en los que apuestan. En su relación con Argentina, Mao se carteaba con Perón y la relación real vino con los Kirchner, pero también se relacionaron con Videla. Se ha dicho que China entró en América Latina porque Estados Unidos descuidó su patio trasero. Son difíciles los temas de política internacional. China dice que su negocio es cooperar en paz. A grandes rasgos, la realidad va confirmando eso. Hay compañías chinas que han hecho macanas, eso se ha corregido, por otro lado China no está en guerra con ningún país, a diferencia de Estados Unidos que está en guerra con ¿cuántos países? Nadie sabe, ni los norteamericanos.”

Le pregunto: ¿Podría tener interpretaciones políticas el horóscopo chino? Me responde: “El Zodíaco Chino, como el “I Ching” o el “Tao”: es suelo sobre el cual las sociedades construyen sus vidas. Se pueden derivar relaciones entre cada animal y el poder, pero es un poco forzado. Quizás sea más fructífero pensar en personas: cómo era líder Raúl Alfonsín, que era Conejo, o cómo lo era John Kennedy, que era Serpiente. Alfonsín-Conejo buscaba la eficiencia con responsabilidad pero tenía contradicciones a la hora de desplegar el poder sin miramientos. Kennedy-Serpiente no era un líder de masas, sino que interpelaba a cada norteamericano personalmente.”

Argentina

—¿Cuántos chinos hay hoy en Argentina, aproximadamente? ¿Qué cosas cambiaron en la última década en la migración desde China y por qué hay tantos cocineros chinos y tan pocos astrólogos?

—En lo que ha tenido de menos fascista que otros Estados, al argentino no se le ha dado por contar extranjeros. Ojalá siga así. De todos modos, algunos hablan de unos 150 mil chinos, un número que puede variar enormemente. Muchos chinos volvieron a China o se fueron a Estados Unidos, bastante menos han seguido llegando. Se han afirmado en los supermercados, expandiéndolos por todo el país. La primera generación no se integró más, la segunda generación va camino a profesionalizarse, de modo de que el supermercado chino será historia, como hoy lo son las tintorerías de japoneses. ¿Por qué hay más cocineros que astrólogos? A los chinos les da orgullo cocinar, igual que los argentinos se jactan de saber hacer un asado. Y ellos me preguntan “¿por qué hay tantos asadores y tan pocos astrólogos?”

—¿Hay predicciones para Argentina?

—No sería de esperar un año apacible. Las fuerzas naturales y sociales estarían inflamadamente activas y se dirigirían a la corrección de rumbos. Lo que no esté bien orientado hacia objetivos tendrá muchas dificultades para sostenerse. En eso trabajarán los agentes de la realidad. El ritmo será bastante agobiante, y quien se quede atrás estará ofuscado y con una sensación de pérdida irreparable.