Aunque no se pueda creer, y mucho menos entender, los británicos The Beatles no son dueños de sus propias canciones. Las clásicas composiciones del cuarteto británico pasaron por varias manos, y ahora son propiedad exclusiva de una multinacional.

Allá por el año 1985, un joven Michael Jackson hizo una movida en secreto que le valió enemistarse con su por entonces buen amigo Paul McCartney, con quien incluso había grabado a dúo. El Rey del Pop negoció solapadamente la compra del catálogo completo de canciones de The Beatles por 41,5 millones de dólares, ganándole de mano al propio bajista de los Fab Four, que tenía pensado presentar su propia oferta. 

Sucede que en los 60s, McCartney, John Lennon, Ringo Starr y George Harrison habían perdido los derechos de sus composiciones, cuando su discográfica se los vendió a ATV, sello que luego le vendió los derechos de las composiciones de la legendaria banda de Liverpool a Jackson.

En 1995, la multinacional discográfica Sony y Jackson se asociaron para crear Sony/ATV, conglomerado que poseía los derechos de tres millones de canciones, entre ellas, las de Rolling Stones, Bob Dylan, Taylor Swift, Leonard Cohen y Lady Gaga.

Ahora, a poco más de seis años de la muerte del cantante estadounidense, Sony se quedó por completo con la obra de The Beatles, tras pagar la friolera de 750 millones de dólares a los herederos de Michael Jackson quienes, sin embargo, aun mantienen la propiedad absoluta de las composiciones del Rey del Pop.