Faltan sólo días para que Lionel Messi y Antonella Roccuzzo se conviertan oficialmente en marido y mujer, pero para llegar hasta el “Sí, quiero” tuvieron que pasar muchas cosas.

Además de lo conocido por todos, los años juntos en Barcelona y los dos hijos que ya tienen en común, hay una historia de amor que ellos nunca han querido explicar pero que gracias a personas cercanas se pudo saber.

Es que lo que hoy es una relación más que consolidada, comenzó como un amor infantil al lado del Paraná. Cuando eran sólo dos niños de seis y siete años, él, hijo del trabajador de una fábrica y una mujer de la limpieza por horas; y ella, hija de los dueños de un supermercado, jugaban en la costanera a que eran novios, como hacen muchos pequeños que entablan una entrañable amistad.

Y así siguieron siendo compañeritos de juegos hasta que tres años después un ojeador del F.C. Barcelona eligió a Messi para probar suerte en España, y toda su familia se trasladó con él. Antonella, en tanto, quedó en Rosario y siguió sus estudios sin la presencia de su inseparable amigo.

Unos años después, cuando Messi ya tenía 17, volvió a Rosario de vacaciones. Antonella aquel día no había ido al colegio y la casualidad hizo que se reencontraran en la calle. Y claro, la chispa volvió a saltar entre ellos.

Fue en ese momento cuando comenzaron su relación, pero no fue hasta seis años después que un fotógrafo pudo captar una imagen de la pareja. Fue en el carnaval de Sitges, una localidad cercana a Barcelona.

Y a partir de ahí, los novios que en breve serán marido y mujer empezaron a dejarse ver en diferentes eventos, hasta convertirse en invitados indispensables de cualquier evento que se precie en la ciudad condal.