La Agencia Espacial Europea (ESA) y la Administración Espacial Nacional China (CNSA) han conversado en varias ocasiones analizando posibles proyectos para construir una base que describen como “aldea lunar”, cumpliendo así una de las mayores ambiciones del hombre desde que comenzó la carrera espacial.

Pal Hvistendahl, vocero de la ESA, anunció que “la Agencia Espacial China tiene un programa lunar bastante ambicioso en desarrollo. El espacio ha cambiado desde la década de 1960, y si queremos explorarlo con fines pacíficos y de investigación, tiene que existir cooperación internacional”.

China lleva años planeando llevar tecnología de exploración a la Luna y construir su propia base en nuestro único satélite natural. A fin de año lanzará una misión tripulada para recolectar muestras de la Luna.

Sin embargo, un proyecto de este tipo es increíblemente costoso. Un estudio recientemente calculó que mantener a cuatro astronautas al año en la Luna costaría casi 100 millones de dólares al día.

La ESA tiene en claro que para poder explorar de forma pacífica y óptima el espacio, debe existir una colaboración internacional, una idea que también le dejó en claro un astronauta de la Nasa al presidente estadounidense Donald Trump cuando llevó a cabo una llamada con la Estación Espacial Internacional.

Mientras la Nasa y compañías como SpaceX tienen sus ojos puestos en Marte, la ESA, China y Rusia quieren su propia base en la Luna. Un trabajo conjunto entre varias naciones es, sin duda, la manera más viable de lograrlo. El problema está en que se pongan de acuerdo.