La sociedad recuerda la última dictadura como la más nefasta a nivel operativo sobre la máquina de tortura y muerte que creó el Proceso de Reorganización Nacional. Pero son pocos los que conocen el rol clave y promotor de un vasto sector de la sociedad civil, sobre todo la fundamental participación de las corporaciones que controlaban -algunas lo siguen haciendo- la economía mundial, y sus personeros en Argentina. 

Comunicadores, medios, curas católicos, grupos económicos nacionales y extranjeros, referentes políticos y gremiales que silenciaban, y hasta jueces fueron gestores del golpe y de su proyecto político ó beneficiarios de éste.

El marco es la tensión social de aquellos días previos al golpe del 24 de marzo de 1976, la violencia política, guerrilla y Triple A, el gobierno débil y jaqueado de Isabel Martínez de Perón. El libro 1976. El golpe civil narra la preparación de lo que vendría, premeditada en algunos sectores de la sociedad civil que se sirvieron de la Junta Militar como brazo armado para llevarlo a cabo.

El autor es el periodista Vicente Muleiro (editorial Planeta), que no eleva un dedo acusador, sino una investigación quirúrgica, y una especie de catalizador de heridas que aún el Estado adeuda cicatrizar en su aceptación de la historia reciente. Cuarenta años después del inicio de la dictadura cívico militar fue mucho lo que se analizó, muchos los memoriales, y aún resta que decante a nivel social, a modo de convención que sea de público conocimiento la verdad irrefutable de que no actuaron sólos, que no hay un sólo sector, “el ogro lejano” del Ejército que se puso al hombro el aparato de genocidio y vaciamiento económico.

Cuarenta años es un tiempo considerable para aceptarlo y es tiempo. Sí, gente “como uno”, empresarios, políticos, jueces que siguen con libertad fueron parte de la máquina de la muerte. Este libro, en una detallada investigación cuenta los detalles sobre cada uno de ellos.

Quien fuera el ministro de Economía del proceso, José Alfredo Martínez de Hoz presidía el Consejo Empresario Argentino (CEA), el grupo empresarial más neoliberal. Bajo su mando interrumpió la expansión industrial en busca de romper los lazos entre burguesía y clase obrera.

Pero fuera del grupo que gobernó formalmente la Dictadura, Vicente Muleiro investigó la participación de Héctor Magnetto, la empresa Papel Prensa, 15 sacerdotes de la Iglesia Católica, el movimiento cívico-militar golpista llamado Ateneo de la Juventud Democrática Argentina, el grupo La Plata, la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias, y el abogado Jaime Perriaux, entre otros.