Rosario Central necesitaba ganar y lo hizo. Aunque otra vez no mostró su mejor versión, fue un equipo prolijo y le alcanzó para producir unos buenos quince minutos en los que pudo abrir el marcador. La victoria ante Sarmiento, fundamental, le dará tranquilidad durante el receso.

Por momentos, el Canaya dio muestras de llegar al parate jugando con el tanque de reserva. Le faltó explosión y frescura. Ese avasallamiento sobre los rivales para provocar el error en la salida no estuvo en la tardecita de Arroyito. Central solía ser más ambicioso, te comía con la presión, pero ante el Kiwi no pudo lograrlo. Indudablemente la cuestión física tiene mucho que ver.

Enfrente encontró a un equipo que solo quiso defenderse y cuando se vio 1 a 0 abajo no pudo generar casi nada en ofensiva. No supo. Sarmiento apenas desequilibró con el ingreso de Mercado, pero eso no alcanza para inquietar a Rosario Central.

El Canaya, otra vez, lo ganó con menos juego y más lucha. Ahora llega un receso indispensable para reacomodar piezas, recuperar jugadores y encontrar la energía necesaria para volver a retomar una línea de juego que abandonó en los últimos partidos. Sin embargo, sin su fútbol de siempre, Central aprendió a manejar algunas situaciones que pueden volver a plantearse pronto.

Central sumó tres puntos y eso lo importante. Ahora tiene dos semanas en las que recuperar la forma física será primordial. Sin ella no puede ejecutar su plan de juego. Los de Coudet están en la punta y a apenas un triunfo de pasar a la segunda fase de la Libertadores, una situación casi inmejorable.