El canaya, al menos en lo que va del torneo, tiene más en el debe que en el haber. Esto hablando de lo futbolístico y de lo económico (hablamos acá de la balanza inversión-resultados). Fuera de eso son solo dos los partidos que Central, con Coudet en el banco, perdió en el Gigante de Arroyito. Ganó la mayoría de ellos (18).

Pero más allá de la estadística aparecen otros indicios que empujan la ilusión auriazul:

1- El domingo se espera un día de sol. Esto no termina de ser determinante para que Central se lleve los tres puntos, pero al menos lo salva del terror de los días grises y/o lluviosos que cargan con las peores derrotas canayas.

2- Y si el servicio meteorológico sorprendentemente falla, tampoco hay que preocuparse. La última vez que un clásico tuvo nubarrones también fue para Central gracias a un delantero colombiano. Aquella vez fue Martín Arzuaga de penal en el Parque Independencia y hoy está Teo Gutiérrez, aparentemente deseoso de hacer valer la millonada que se pagó por él

3- Y si el clima no termina de ser determinante, hay un condimento que zanja toda discusión. Un secreto guardado bajo siete llaves dice que Marco Ruben es, en realidad, un hombre inmortal que eventualmente va tomando distintas identidades. Siempre de personas que viven en contextos donde hay necesidad. No estaría del todo chequeado, pero una alta fuente de la cofradía que guarda este secreto señalo: “Antes de ser el 9 de Central, fue el recientemente santificado Cura Brochero”. No se pudo constatar dicha información, pero es muy difícil evitar sorprenderse cuando se ve el parecido de estas dos personas.