El atraso en el pago de la última cuota de Fútbol Para Todos afectó seriamente las economías de los clubes argentinos. A tal punto que en Newell’s aún no comenzó la pretemporada, cuyo inicio estaba previsto para el miércoles, y aún no se sabe si el plantel finalmente viajará el domingo a Mar del Plata.

Lo que está claro es que la dirigencia rojinegra se encontró con un gravísimo problema financiero y que deberá repensar las estrategias para generar fondos y poder paliar la crisis económica por la que atraviesa.

Es una obviedad que la gran parte de los clubes argentinos vive (y sobrevive) de los derechos de televisación, que representan el ingreso más estable más importante en todos los presupuestos. Pero hasta que no se resuelva qué sucederá con esta última cuota, los clubes tendrán que afrontar los costos de otra manera.

En el caso de Newell’s, hoy no tiene fondos suficientes en sus arcas y los dirigentes apelaron a privados para tratar de conseguir algo de dinero y cancelar parte de los cuatro meses que se le deben al plantel. Pero hasta ahora no hubo acuerdo y este viernes volverán a juntarse las partes para negociar.

El otro aliado de los clubes en cuestiones financieras es la venta de futbolistas. Pero Newell’s cuenta con pocos jugadores cotizados en el mercado como para intentar una transferencia que permita acomodar los números. De hecho, los jugadores por los que hubo sondeos informales son Mauro Formica, Maxi Rodríguez e Ignacio Scocco, y ninguno tiene pensado dejar el club.

En el último tiempo, la dirigencia tampoco potenció futbolistas juveniles. Por el contrario, en el último receso llegaron ocho futbolistas (Néstor Moiraghi, Germán Voboril, Leandro Vega, Juan Ignacio Sills, Sebastián Prediger, Facundo Quignón, Joel Amoroso y Mauro Matos) y Diego Osella le dio poco espacio a los juveniles en la primera parte del torneo, cuando paradójicamente la reserva salió campeona en el primer semestre del año con valores de las inferiores con buena proyección.

Esa política de contrataciones deberá revisarse. Sobre todo si Newell’s ha decidido invertir fuertemente en inferiores con un proyecto que tiene a Martín Mackey a la cabeza. Y los dirigentes deberán ponerse firme ante las pretensiones de los entrenadores de turno. No podrán “taparse” más a aquellos juveniles que piden pista desde hace rato con jugadores que lleguen el Parque Independencia y ni siquiera sumen minutos en el primer equipo.

Además, deberán revisarse las estrategias para conseguir fondos. En ese sentido, desde Marketing buscaron generar recursos con el lanzamiento de una línea de ropa informal marca NOB y hace algunas semanas se promociona la posibilidad de hacerse socio vitalicio con un único pago de 50 mil pesos y permitiendo algunas facilidades como poder cancelarlo en cuotas o descuentos para grupos familiares. Y lógicamente, la venta de abonos a palcos y plateas significan un ingreso importante para afrontar los gastos.

Pero también deberán replantearse qué gastos son significativos y cuáles no. Newell’s gastó cerca de un millón de pesos en la cancelación de una parte de la pretemporada. Quizás, en un momento de crisis como el que atraviesa, hubiera sido prudente destinar ese dinero en terminar las obras del hotel de Bella Vista y realizar la etapa de preparación en Rosario.

Y seguramente se necesite revisar exhaustivamente la economía heredada. Lo llamativo es que Newell’s hace desde 2009 que está amparado en un salvataje judicial que obliga a los dirigentes a presentar cada movimiento ante la Justicia pero que también obliga a los integrantes del órgano fiduciario a controlar gastos para evitar que el club entre en crisis. Y, aunque hubo buenas ventas en el último tiempo (la última fue la de Ezequiel Ponce a Roma a mitad del año pasado) y el equipo generó recursos jugando la Copa Libertadores y siendo campeón en 2013, Newell’s se encuentra acuciado desde lo económico. Y el problema ya no es sólo futbolístico.