Un total de 900 efectivos son los que dispuso el Ministerio de Seguridad de la provincia para el operativo que busca evitar conflictos en el clásico. Los mismos se distribuyeron desde la mañana de este domingo entre estadio y sus inmediaciones, unos 700, y en diferentes puntos estratégicos de la ciudad unos 200 más. El trabajo de los efectivos permitió secuestrar gran cantidad de pirotecnia que estaba lista para utilizar con la salida del equipo local al campo de juego.

Las bombas y fuegos artificiales se encontraban ocultos en cajas de sandwiches de miga y mochilas. Por el hecho, la Policía demoró a tres personas. El hecho generó preocupación en la dirigencia Canaya, ya que en la semana desde el Gobierno Provincial habían advertido por posibles sanciones en caso de encontrar pirotecnia en el estadio. Desde las 8 de la mañana la Brigada de Explosivos se encomendó a la tarea de requisar el Gigante, a puertas cerradas y sin público.

 

Además una vez que se abrieron las puertas de Rosario Central, a las 14, comenzó una importante requisa para todo aquel que ingrese al estadio. Para al traslado de los planteles se prevé dos operativos para acompañar a los micros de Rosario Central y de Newell's hasta el ingreso al estadio.