El ex número uno del mundo, Roger Federer, había anunciado a mediados de julio su alejamiento de la competencia hasta el próximo año y así de esta manera  poder terminar con la rehabilitación de su rodilla derecha que había sido intervenida hacía unos meses.  El regreso del suizo al circuito oficial se espera para el Abierto de Australia, aunque en los días previos al primer Grand Slam de la temporada participará de un torneo exhibición por equipos, la Copa Hopman, para ir agarrando ritmo de partido.      

En este periodo de transición, Federer, ha tenido la oportunidad de brindar varias entrevistas, una de ellas fue al portal de uno de sus principales patrocinadores, Credit Suisse, donde habló de cómo es su rutina de trabajo y su preparación  habitual en épocas de competencia.  

“La prácticas de mayor intensidad son en diciembre cuando no hay torneos. En plena temporada, de enero a noviembre, no entreno al mismo ritmo, para no saturarme, solo mantengo la base que adquirí antes de comenzar el año”, contó Roger y agregó: “durante los torneos me aseguro de dormir bien, al menos ocho horas por noche, aunque si estoy cansado el objetivo es seguirlo haciendo durante más tiempo. Mi único truco es que estar totalmente a oscuras”

Una rigurosa dieta saludable es fundamental para mantenerse en forma en un circuito cada vez más exigente. “Una alimentación sana es importante y no varía en épocas de partidos, excepto que añado carbohidratos y una o dos horas antes de un enfrentamiento puedo comer un plato de pastas con salsa para aprovisionar energía”.

Federer también dijo que tres horas antes de un encuentro pelotea unos 30 o 45 minutos con un compañero de entrenamiento, luego se ducha y después habla con su cuerpo técnico. Poco antes de entrar al campo de juego, realiza estiramientos en el vestuario y cuando termina el match vuelve al hotel realiza otra tanda de elongaciones y se pone en manos de su fisioterapeuta.

“No tengo rituales ni cábalas o amuletos para la suerte. Tampoco me aislo para concentrarme como lo hacen otros jugadores. Antes de entrar al court, mi equipo y yo estamos en el vestuario, viento otros partidos por televisión, hablando e incluso jugamos a las cartas. Cuando entro a la cancha trato de hacerlo relejado, aún cuando estoy perdiendo. En un partido, puede cambiar rápido, por eso trato de no regalar puntos y sólo me concentro en mi plan de juego. Con los años, mi único cambio mental ha sido cómo hacer frente a la derrota. Solía estar muy enfadado, pero ahora me he dado cuenta de que no es el fin del mundo y se me pasa rápido”, concluyó Federer.