El conflicto institucional de la AFA no tiene respiro. La jueza federal María Romilda Servini solicitó formalmente a la FIFA una representación en la Comisión de Regularización dispuesta para la AFA y convocó a una audiencia para el jueves con todas las partes intervinientes.  A su vez, esta tarde se realizará la Asamblea de Representantes para votar la Súper Liga.

La magistrada envió una cédula de notificación al presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, lo que representó un primer avance de negociación después de las versiones en torno al desconocimiento de la medida y a la posible desafiliación deportiva de la AFA.

Servini tiene la intención de sumar dentro de la Comisión de Regularización al ex juez Alberto Piotti, que actualmente se desempeña en la AFA como veedor por la causa que investiga la administración del contrato televisivo de Fútbol para Todos.

La FIFA designó el viernes ese cuerpo, que será integrado entre cinco y siete miembros, para administrar las actividades de AFA por el término de un año, plazo máximo en el que se fijarán nuevas elecciones para presidente. Con esa misma medida, se desplazó del cargo a Luis Segura, cuyo mandato interino terminaba el jueves próximo, y se designó como nuevo titular de la entidad al actual secretario ejecutivo, Damián Dupelliet.

Segura, sin embargo, desconoció la remoción, cuestionó esa medida, abandonó Estados Unidos antes de la final de la Copa América Centenario para evitar cruzarse con Infantino y se autoconfirmó en el cargo.

Por su parte, esta tarde quieren darle luz verde a la Súper Liga. El torneo es impulsado por cuatro de los clubes grandes –Boca Juniors, River Plate- Racing Club y San Lorenzo de Almagro- y sus aliados de Primera División, en contra del sector de clubes chicos, del ascenso y del interior liderados por el titular de Independiente, Hugo Moyano. Pero para que arranque se debe modificar el estatuto.

La principal traba para conseguir los votos necesarios reside en el acuerdo por el reparto del dinero de los derechos televisivos, ya que los clubes de ascenso exigen el 20 por ciento de la torta y los grandes no están dispuestos a ceder una parte mayor al 12 por ciento.