La ley sancionada el 30 de diciembre de 2020 que establece la posibilidad de las personas gestantes de acceder de manera pública, gratuita y sin ser criminalizadas a la interrupción legal del embarazo planteó nuevos desafíos. Efectores de salud pública y la administración de Estado debieron aggiornarse a la nueva legislación. También los desarrollos en medicina en todo el país. El Laboratorio Industrial Farmacéutico de la provincia de Santa Fe (LIF) dio un paso fundamental: es el primer laboratorio público del país y de toda Latinoamérica en producir y distribuir mifepristona, una especialidad medicinal declarada esencial por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que en combinación con el misoprostol se utiliza para la interrupción del embarazo segura.

En diálogo con Rosarioplus.com Elida Formente, integrante del directorio del LIF, contó cómo fue llevar adelante semejante tarea, las dificultades con las que se encontraron, lo que trajo aparejado lograr el desarrollo para la capacidad productiva del laboratorio provincial. También reivindicó la gestión pública para la construcción de soberanía sanitaria.

Elida Formente, directora del LIF, se refirió al desarrollo de la mifepristona.
Elida Formente, directora del LIF, se refirió al desarrollo de la mifepristona.

- ¿Qué es la mifepristona?

- La mifepristona al combinarse con el misoprostol agrega una mayor eficacia a la complejidad que ya implica un aborto. Nadie quiere llegar un aborto y cuando se llega, por las razones que sea, en muchos casos es de manera compleja en términos de salud. Por lo cual poder facilitar esa práctica es motivo de celebración. Este desarrollo le agrega mucha más seguridad: es más eficaz, con menos riesgos para la salud de la persona gestante, menos dolores y menos efectos secundarios.

- ¿Cómo empezó este trabajo que hoy lleva al Lif a ser el primer laboratorio público de Latinoamérica en producir mifepristona?

- La mifepristona no existía en Argentina, no se usaba en los protocolos de abortos legales antes ni luego de la ley. Nunca se había inscripto, ni había entrado legalmente al país. Sólo se usaba, hasta no hace mucho, el misoprosol, con 12 comprimidos, en tres tomas consecutivas de cuatro comprimidos. En el 2020, cuando asumimos con el gobierno de Omar Perotti, surgió la necesidad de trabajar en este sentido. La presencia de paridad en el directorio del Lif, la lucha de mujeres y que se transforme en ley la interrupción del embarazo, fueron factores que se combinaron y que consolidaron el trabajo que veníamos desarrollando.

- ¿Cómo fue el trabajo para desarrollar el medicamento?

- Fue un trabajo muy intenso, de innovación y desarrollo (I+D), realizado 100% en el laboratorio desde cero. Cuando empezamos a averiguar, el ANMAT no tenían conocimiento de por qué nunca nadie había pedido la inscripción de esta droga, así que no había una fórmula determinada ni un medicamento de referencia sobre el cual producir. Debimos conectarnos con la organización internacional Concept Fundation, con quienes trabajamos conjuntamente para llegar a la especificación de la mifepristona, cumpliendo con los estándares internacionales. Fue un año y medio de trabajo para lograr la especificación.

- ¿Cómo siguió el trabajo luego de tener la fórmula?

- Una vez lograda la fórmula tuvimos que buscar la materia prima en el mundo que cumpla con esa especificación. La conseguimos finalmente en China, la desarrollamos y ahí empezaron una serie de pruebas, controles de calidad, etcétera. Después pasamos al escalado, es decir, la producción en cantidad, nuevamente con toda una serie de pruebas. Cada paso lleva mucho tiempo, mucho esfuerzo y mucho trabajo. Pero finalmente, y en unos meses, vamos a tenerlo disponible en la provincia de Santa Fe, en hospitales públicos de manera gratuita. En una segunda instancia estará disponible para el resto del país.

Las instalaciones del Lif, ubicadas en la ciudad capital de la provincia.
Las instalaciones del Lif, ubicadas en la ciudad capital de la provincia.

- Entiendo que todo este desarrollo llevó también a una importante ampliación productiva del LIF, ya que se dejó de tercerizar la elaboración del misoprostol.

- Así es. Si bien el misoprostol en el 2020 formaba parte de la cartera de productos del laboratorio, era una producción tercerizada con un laboratorio asociado. Así que de forma paralela, mientras iniciábamos las indagaciones sobre la mifepristona, empezamos a trabajar para trasladar todo el know how, capacitar a los trabajadores y adaptar la capacidad productiva para hacer ambos medicamentos en el laboratorio y no tener que tercerizar estas producciones. Esto que se dice fácil, insisto, es en verdad muy complejo. Las medidas de control para la producción de medicamentos en nuestro país son muy estricta y hay determinados fármacos que requieren ciertas condiciones que no todos los laboratorios pueden cumplir.

- ¿Qué implica que sea un laboratorio público el que hizo todo esto?

- Asegura el acceso con un menor costo, teniendo además una importante injerencia en la formación de precio. Estamos hablando, en definitiva, de soberanía sanitaria, lo cual tiene una implicancia directa en la cotidianidad de las personas, en términos de, por ejemplo y como mencioné, de costo y acceso. Creo que hoy más que nunca es importante poner en valor lo público.