Hay una frase, bastante machista, que dice que “Detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer”. En esta caso la mujer de la historia es la mismísima primera dama estadounidense, y el hombre, obviamente, el presidente.

Eso sí, lo son en la ficción, y en este caso, la mujer no quiso quedarse detrás del hombre. Robin Wright es noticia esta semana por haber conseguido dar un gran paso por la igualdad de género en Hollywood. Es que la protagonista femenina de la exitosa serie de Netflix House of Cards se plantó ante la producción para conseguir un aumento de sueldo.

La actriz pedía sólo lo justo: que se igualara su salario con el de su compañero de reparto, Kevin Spacey. Según se difundió, Wright cobraba 420 mil dólares por capítulo, mientras que Spacey, “el hombre”, recibía 500 mil.

La actriz contó esta misma semana cómo consiguió que los productores aceptaran su reclamo. Según explicó, basó su petición en las estadísticas que revelaban la elevada popularidad de su personaje dentro y fuera de la ficción y amenazó con hacer pública la situación si los responsables de la serie no atendían a sus demandas.

Wright no es la primera mujer que alza la voz en favor de la igualdad dentro de la meca del cine y la televisión. En la gala de entrega de los Oscar de 2015, Patricia Arquette recibió el premio a Mejor Actriz secundaria en la cinta Boyhood y recitó un apasionado discurso sobre la igualdad salarial y de derechos de las mujeres. También Jennifer Lawrence expresó públicamente en más de una ocasión su malestar por la desigualdad existente en cuestión salarial en el mundo del cine.