La convivencia debe ser una de las tareas más difíciles de sobrellevar aún con personas que se eligen justamente para ello. Mucho más cuesta arriba es con quienes no se eligen, como el caso de los vecinos. 

Los vecinos son los que tocan y en el reparto se evidencia que hay personas que tienen buena suerte y otras, muy mala. Lidiar diariamente con vecinos que no tienen comportamientos amables para la convivencia puede generar más de un dolor de cabeza. 

Algunos optarán por quedarse en el molde y no hacer mayores comentarios. Otros, sin embargo, son de armas tomar, pero al menos lo hacen con ingenio.