Disparan contra la artista que pintó a Evita como un personaje de animé
Fátima Pecci Carou recreó a Eva Duarte en una serie pictórica en clave de animé. Por eso la acusan de plagio.
Por Mercedes Ezquiaga
La artista Fátima Pecci Carou, quien exhibe desde marzo pasado en el Museo Evita una exposición de pinturas que retratan a Eva Duarte como un personaje de animé, fue acusada de plagio en las redes sociales por la gran similitud que guardan sus obras con las de otros creadores, una imputación que según Eva Grinstein, la curadora de la muestra, no está movilizada por una defensa del arte sino por una impugnación de "corte ideológico", ya que según dijo "se ataca la identificación explícita de la artista como feminista y peronista".
La polémica se disparó en Twitter donde el usuario @tipitoenojado mostró un video comparando las obras de Pecci Carou que enmarcan a Eva en la estética japonesa, con los originales, lo que motivó que al menos dos de esos artistas extranjeros se hicieran eco pidiendo que “no compren las obras”, tanto desde las cuentas @agavoart como @batusawa_tsls, bajo el nombre Captain.
En uno de sus tuits, Tipito Enojado decía que "al menos 11 de sus obras originales son calcos de otros artistas en internet. Varios de esos robos los tiene a la venta como obras propias y muchas ya las vendió", señaló el usuario, aunque es válido aclarar que los museos no venden obras de arte.
Lo que sí ocurrió es que varias de esas obras, al igual que otras anteriores de Pecci Carou, estaban a la venta en la plataforma neoyorquina Artsy, pero cuando comenzó la polémica fueron retiradas de esa web, presuntamente por la galería Piedras, que las comercializa, que no hizo declaraciones al respecto.
El Museo Evita, que alberga la exposición (y que actualmente se encuentra cerrado al público por las medidas sanitarias) señaló en un comunicado que "Banderas y Banderines” de Fátima Pecci Carou es una exposición temporaria y aclaró que "las obras no fueron adquiridas por el Museo, tampoco por el Ministerio de Cultura. Son de propiedad de la artista, quien las retiraría al finalizar la exposición".
Desde esa institución, Aída Ocaranza, coordinadora General del Museo Evita, aseguró que "cuando reabra el Museo, y si coincide la reapertura con la fecha programada para esta muestra temporaria, la misma seguirá abierta al público. Hasta el momento no tenemos motivos ciertos para alterar la programación", indicó.
Viviana Usubiaga, funcionaria del Ministerio de Cultura de la Nación, minimizó la discusión y dijo que "desde las direcciones nacionales de Gestión Patrimonial y de Museos de la Secretaría de Patrimonio Cultural apoyamos las investigaciones y prácticas artísticas contemporáneas que reflexionan sobre las imágenes sin segundas intenciones y condenamos la desinformación que se produce en el flujo de ciertas redes sociales, que abonan a la confusión, la ciber-violencia y encima son replicadas”.
Una de las quejas en redes tuvo que ver con la acusación de que que la muestra fue "subsidiada" por el Estado, pero no fue la artista directamente quien accedió a este beneficio sino la curadora Eva Grinstein, quien aplicó para la beca Activar Patrimonio de la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación (otorgada a 60 proyectos de entre 347 postulaciones), por un monto de 50 mil pesos, con el proyecto de investigación y curatorial para concretar la exposición.
"La discusión sobre el supuesto plagio, sazonada con mentiras y errores de todo tipo, es el anzuelo de los odiadores (los espontáneos y los organizados) para generar ataques mediáticos. El arte claramente no les importa, lo que se ataca en definitiva es de corte ideológico: se ataca la identificación explícita de la artista como feminista y peronista. Es eso lo que les molesta profundamente, y no me sorprende viendo de dónde viene el repudio", dijo Grinstein.
Si bien la propia artista prefirió no dar declaraciones, la curadora explicó que se enteró de las acusaciones de plagio por la propia Fátima Pecci Carou, quien le envió un mensaje contándole que "la estaban atacando violentamente en sus redes sociales", por lo que decidió dar de baja su web y cuentas de redes sociales.
Por su parte, la historiadora Andrea Giunta, integrante del colectivo Nosotras Proponemos, del que también forma parte la artista cuestionada, salió a defenderla en su cuenta de Facebook, donde escribió que "una gran parte del arte contemporáneo parte de copias o apropiaciones de otras obras".
Y añadió: "Fátima Pecci Carou no solo produce una imagen impresa en colores homogéneos en un lenguaje pictórico y al hacerlo introduce además de su específica forma de pintar, elementos adicionales, sino que también cambia radicalmente el contexto de las imágenes manga de las que parte para insertarlas en una narrativa vinculada a la historia argentina".
La historiadora se refirió así al "fan art", un término proveniente del inglés comúnmente usado para denominar “aquellas obras de arte, principalmente visuales, que están basadas en personajes, épocas, vestuarios u otros que el artista toma de universos previamente creados por un tercero”, concepto en el que se encolumnaron los defensores de la artista, también en redes.
Lo cierto es que tanto defensores, como detractores, de la obra de Pecci Carou se ubicaron en la arista ideológica a la hora de dar argumentos, pero poco se habló de la obra en sí, que guarda demasiadas similitudes con las otras obras mencionadas y realizadas previamente por otros artistas, algo que la artista no había comentado en la presentación de su trabajo.
Bajo el título "Banderas y banderines", la muestra de Pecci Carou (1984) se inauguró a principios de marzo en el Museo Evita, con una serie de pinturas (ahora en el eje de la polémica) que retratan a la líder política con una impactante estética otaku.
La pieza central de la muestra, "Evita ninja", que muestra a la líder política en posición guerrera, sosteniendo una katana, también guarda gran similitud con otra creación exponente de manga.
"Me interesa la figura de Evita pero también todo lo que generó alrededor del ascenso social de las mujeres y la conquista de derechos que ella consiguió. Quise salirme del típico ícono que se conoce de ella para recuperar otra imagen, donde está presente el uso del animé en las pinturas pero que de algún modo se ubican también entre lo documental y lo pictórico", había dicho a Télam Pecci Carou, artista, activista y feminista, cuando inauguró la exposición.
También, en ese entonces, señaló que "el animé permite acercar a las nuevas generaciones a la política y al arte" y que su trabajo se inspiró en el libro "Eva y Las Mujeres: Historia de una Irreverencia", de Julia Rosemberg.