Emanuel O., acusado de la salidera ocurrida en la casa de cambio Transatlántica de Rosario y luego absuelto por el “beneficio de la duda”, volverá a ser juzgado. La decisión fue tomada por la Cámara Penal de Rosario- Otro tribunal de primera instancia deberá dictar una nueva sentencia.

El fiscal Nicolas Foppiani, quien investigó el caso, apeló la sentencia dictada en un juicio oral y público en que se le dio el “beneficio de la duda” al hombre. Sin embargo, en el recurso que se presentó el fiscal argumenta que había prueba suficiente para condenar a Emanuel O., criterio que finalmente fue convalidado por el tribunal de segunda instancia.

Además, los camaristas José Luis Mascali, Carlos Carbone y Guillermo Llaudet Maza ordenaron que el caso sea reenviado a otro tribunal de primera instancia para el dictado de una nueva sentencia.

“El fallo es importante porque trata un problema recurrente en los juicios orales, que son las variaciones en los relatos de los testigos. A veces por temor, y otras –como en este caso– por sospecha de connivencia con los acusados”, señaló el fiscal al tiempo que recordó que “en el debate del juicio oral y público, el principal testigo de la Fiscalía cambió de manera llamativa su declaración: originariamente había incriminado al acusado, pero luego lo benefició”.

Sin embargo, no fue una decisión unánime. El camarista Llaudet se pronunció en contra al considerar inadmisible el recurso, por entender que la Constitución Nacional plantea la prohibición de juzgar a una persona dos veces por el mismo hecho.

“Es importante que los tribunales desalienten estas actitudes e indiquen a los jueces que tienen que valorar la prueba en su conjunto, más allá de las inconsistencias de los testigos, más aún cuando sus relatos resultan sospechosos. De otra manera, el sistema de enjuiciamiento oral fracasaría permanentemente”, sentenció Foppiani.

El hecho

Emanuel O. fue acusado de ser el autor de la salidera del 17 de abril de 2015, en la casa de cambio ubicada en Mitre y Rioja, cuando fue abordado un hombre que se desempeñaba como portavalores de la empresa Carey, que había retirado 30 mil reales y 20 mil euros. Lo subieron a un vehículo, le sustrajeron el dinero y lo dejaron maniatado en la zona oeste de la ciudad.

Las figuras que le imputaron en su momento fueron: robo calificado por el uso de arma de fuego en poblado y en banda, privación ilegítima de la libertad agravada y amenazas calificadas por el uso de arma de fuego.