El Senado brasilero empujó un poco más a la presidenta Dilma Rousseff hacia el juicio político en su contra, luego de que la Comisión de Impeachment de la Cámara Alta aprobara por 15 votos a 5 el proceso contra la mandataria, a quien se la acusa de falta de respeto a la ley de presupuesto, faltas administrativas y de presuntos actos de corrupción en la empresa Petrobras. Además, es acusada de utilizar dinero de los grandes bancos brasileños para cubrir brechas presupuestarias que dañaron la credibilidad de Brasil.

Así, el próximo miércoles el plenario del Senado podrá votar el informe acusatorio contra Dilma y, por mayoría simple, puede suspender por 180 días a la presidenta, con lo cual asumiría en forma interina el vicepresidente Michel Temer.

Pero el escándalo no termina ahí. En los últimos días, la Corte Suprema de Brasil ordenó suspender temporalmente de su cargo al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, impulsor del juicio político contra Dilma Rousseff. Cunha era el segundo en la línea de sucesión de la Presidenta, pero el Senado podría decidir iniciarle un juicio político por contar con fines destituyentes a la actual jefe de Estado. 

En caso de ser destituída, Dilma Rousseff dejará el poder y asumirá su actual vicepresidente Michel Temer.