El año no terminó como esperaban los distintos niveles de gobierno. A esta altura y con las cifras de vacunación que se alcanzaron, seguir lidiando con la pandemia, los aforos, las limitaciones a las grandes concentraciones y demás, no figuraba en los planos de nadie. Aún hay elementos para seguir creyendo en que la recuperación del 2022 será sostenida, sobre todo en Santa Fe donde se lideran los índices productivos y de empleo.

Lo que tampoco esperaba el gobernador Omar Perotti es que se adelantaran tanto los tiempos para lo que vendrá. El rápido regreso a comisiones sin tratamiento del presupuesto 2022 que dispusieron los diputados de la oposición y, sobre todo las bruscas modificaciones que impusieron a la ley tributaria, marcan el ritmo de cómo serán de aquí en más las negociaciones.

El esfuerzo denodado que hicieron los legisladores por mostrar que la jugada no se daba en el espejo con el rotundo rechazo de la Cámara baja nacional al Presupuesto del presidente Alberto Fernández, no dio demasiados resultados. Con la sociedad en su mayoría ocupada en los festejos de navidad y fin de año, el peronismo se convence cada vez más de que sí existieron los hilos que conectaron ambas estrategias.

El fin de año que se esperaba

En Santa Fe, al igual que a nivel nacional, la oposición tiene votos pero no líderes. La muerte en pandemia del socialista Miguel Lifschitz le abrió la puerta al radicalismo que hizo una extraordinaria cosecha en la provincia desplazando a los dirigentes históricos del Pro y llevando al socialismo a un angosto pasillo para la toma de decisiones. En ese horizonte es el intendente de Rosario Pablo Javkin el que conserva juego propio pero aún tendrá que convencer de esa posición a los líderes nacionales que quieren sumarlo a una estrategia única, poco conveniente para su suerte en la provincia de cara al 2023.

Sin ese liderazgo afianzado la oposición hará sentir su rigor a través del territorio que maneja el radicalismo con intendentes y jefes comunales.

Ese fue el argumento principal para desguazar la ley tributaria y darle más recursos a las comunas y municipios. La decisión se tomó tras muchos e infructuosos meses tratando de imponer el criterio de que había “discriminación” a esos jefes comunales que no pertenecían al oficialismo provincial. Una afirmación que quedó en la nada cuando el ministro de Gestión Pública Marcos Corach, se pasó una tarde completa mostrando números en la Legislatura que indicaban todo lo contrario.

La historia reciente se puede contar como cada cual quiera, pero el gobernador lanzó estos días una afirmación incontrastable: De los tres presupuestos que le correspondían por mandato, sólo tuvo uno. El de 2021, porque el 2020 se lo amañó el gobernador saliente con el senador Armando Traferri en ese momento enfrentado fuertemente con Perotti. Y el de este año tuvo un rápido viaje de vuelta para intentar probar suerte recién en febrero.

También hay que decir que con los números que cuenta el oficialismo en la Legislatura, escaso ha sido el trabajo a la hora de fidelizar voluntades y sobre todo contar con argumentos que convenzan a los propios de defender con la fuerza necesaria los proyectos del gobierno en ambas Cámaras. Allí la interna peronista que determinó las candidaturas nacionales dejó un flanco abierto por el que se filtraron muchas debilidades.